EL NOS CONSUELA

Dios me hizo fructificar en la tierra de mi aflicción.  Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. Así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así abunda también por el mismo Cristo nuestra consolación. Vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. El Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas. De modo que los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador y hagan el bien. Gn.41:52   II Co.1:3-5   I P.1:6,7   II Ti.4:17   I P.4:19